Viernes Santo: Muerte

Jesús en la Cruz del Señor abraza la humanidad 


Nosotros reverenciamos la Cruz y la abrazamos (no solo es una cruz, es Dios mismo que abraza al mundo en la Cruz). Pero hoy abrazamos sin poder abrazar. Es un día especial para pedir (como también nos insiste el Papa) por los enfermos y fallecidos por el COVID 19, sin olvidar las otras “epidemias” y lacras que hacen presente la Cruz de Jesús.  
            VIERNES SANTO: Es un día de ayuno, de silencio y soledad. Hoy toca hacer duelo ante las injusticias que nos superan y en ocasiones enmudecen nuestra voz. Más aún en el momento histórico que estamos viviendo. Es un día de solidaridad en silencio por todos aquellos que están solos pasando la infección del COViD-19. por sus familiares que desde la distancia sufren y lloran por si no pueden superar la infección. Leamos el testimonio de una médico que después de 28 hora de guardia camino de su casa me decía, por wasap: “Ayer en el momento de la información telefónica intenté transmitir a las 28 familias de UCI a mi cargo este mensaje. Yo le doy mucha importancia a este momento dado que sé que las familias esperan todo el día esa llamada. Intenté también acompañar, en ese momento tan duro sientes su dolor, sientes y oyes su llanto a través del teléfono) y fue precioso escuchar que les había dado paz: “Gracias por ser nuestro Ángel de la Guarda” pero yo no me veo así. Como les dije: “ soy solo un instrumento de Dios…”Abandono el hospital cansada camino de casa con el único objetivo de descansar porque mañana hay que volver a la lucha…”(María Lozano médico en Madrid).
Viernes día de duelo de acompañar, haciendo memoria dolorosa de la entrega  de nuestro amigo Jesús……
            ACOMPAÑANDO A JESÚS: TEXTO Jn 18 1,-42:
  • La escena de Jesús del huerto (18,1-11):  En primer momento se presentan los personajes: por una parte, Jesús y sus discípulos, y  por otra, Judas con los guardias. Jesús no huye, sabe que ha llegado la hora de manifestar su amor fiel que da la vida…
  • Jesús ante Pilatos (18, 28-19,16) estamos ante la pieza del relato joánico de la Pasión de Jesús. En este pequeño espacio literario y teológico  se han dado cita la historia el símbolo y la fe…
  • La cruz de Jesús (19,17-37): El relato es de lo más escueto:”salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con él a otros dos. En la cruz colocaron un rótulo  con la condena escrita en tres lenguas(latín, griego y hebreo)….”
  • La sepultura (19,38-41) Con el relato del entierro de Jesús, que el narrador cuenta tan delicadamente, concluye el relato de la pasión y  remite a los acontecimientos que tendrán lugar más allá del sepulcro de Jesús.

            No es fácil permanecer de pie cuando uno sufre algún tipo de dolor, enfermedad o incluso contratiempo en la vida. Pero mayor es la dificultad para mantenerse firme ante el miedo y la amenaza de lo que está por venir. Dicen que el miedo paraliza y provoca que nuestros pies no encuentren suelo firme: Tal vez eso fue lo que les pasó a Judas, a Pedro o al resto de los discípulos. ¿Dónde estaban ellos mientras Jesús moría en la cruz. Ponte en la piel de los discípulos, tú ¿Dónde estarías….?.
            Pero en  honor de la verdad quien estaban cerca contemplando la escena eran las mujeres, las que se arriesgaban como verdaderas discípulas, las que dieron la cara. Ellas siempre siguiendo a Jesús en segunda fila, pero siendo la base del discipulado….Allí estaban las mujeres, ahí  siguen estando ellas, mantenido la fe…”Si pudiera volver atrás, pensaba Pedro agazapado en la oscuridad de aquel triste cuartucho. Si pudiera decirle al Maestro todo lo que  callé por miedo, por temor al ridículo ante aquellas mujeres que preguntaron. Las palabras salieron de mi boca sin pensar: no lo conozco, no soy de los suyos…” ¿cómo pude Señor? Yo que dejé las redes al instante porque vi en tus ojos la Luz de la esperanza, que te llevé a mi casa a sabiendas de que ya habías entrado en ellas para salvarnos….Si volviera a empezar, actuaría de otra manera, confesaría que tu eres mi amigo, la persona que nos devolvió la esperanza y la vida. Nos despertó al servicio a los más pobres, al seguimiento no de  la ley, sino de su persona. Si volviera a empezar, gritaría a los cuatro vientos que te conozco, que soy de los tuyos; si volviera a empezar, mi interior me grita: Pedro, no te engañes, tal vez, volverías a hacer lo mismo…Y Nosotros ¿Qué hubiéramos hecho?.


  “La muerte de Cristo es, pues, la transformación del universo. Es necesario, por tanto, que también tú te vayas transformando sin cesar; debes pasar de la corrupción a la incorrupción, de la muerte a la vida, de la mortalidad a la inmortalidad, de la turbación a la paz. No te perturbe, pues oír el nombre de muerte, antes bien, deléitate en los dones que te aporta este tránsito feliz ¿Qué significa en realidad para ti la muerte sino la sepultura de los vicios y la resurrección de las virtudes? Por eso dice la escritura: Que mi muerte sea la de los justos, es decir, sea yo sepultado con ellos, para que desaparezcan mis culpas y sea revestido de la santidad de los justos, es decir, de aquellos que llevan en su cuerpo y en su alma la muerte de Cristo “ (San Ambrosio).
Es mi Cristo de pies morados de tanto pasar frío;
pero que a al vez están rojos de la pasión andada
por el hombre y sus caminos.
Es Jesús de silencios; de sintonía con el Padre.

Rostro que hoy se repite, en todas las gentes del mundo;

Pues mi Cristo, es universal.
Este es mi Jesús.
Eso y más es su identidad,
porque en cinco letras cabe todo un hombre y mucho más.
Dios silente y escondido, como plegaria suave al mar;
Que te invita a entregarte a su ritmo; que te atrapa en libertad.
Que solo espera, a que tomes tu cruz, para hacerte resucitar.


                                         Equipo de Pastoral

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