Martes Santo: Pedro y Judas

Pedro y Judas,
Dos personas que niegan a Jesús, pero dos formas de gestionar la negación.  Judas entrega a Jesús (su manera de entender el mesianismo no era la del  Maestro). Su negación genera muerte. Pedro niega conocer a Jesús y pesa más su dignidad y su buen nombre. Pero su negación genera vida, porque construye Iglesia.

Ceremonia penitencial 18 h Youtube (canal Jesuitas ESP).

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Objetivo: contemplar el texto de Juan 13,21-33.36-38 -según las indicaciones de ayer: ver la personas, mirar lo que hacen y oír lo que hablan…-

Los salmos eran oración cotidiana de los judíos y fueron la oración y el pilar principal de la vida de Jesús. Al rezar el salmo 70, podemos orarlo con Jesús en los días de bochorno, traición y toma de conciencia del mal que traman con él:

“Tú que eres justo líbrame y ponme a salvo…”

  Es una oración llena de confusión y de confianza, de miedo y de esperanza, de conciencia de lo que otros pueden hacernos y nos harán; y es, al mismo tiempo, oración de fe en que Dios nos ayudará a llevar nuestra vergüenza y nos proporcionará fuerza. Sólo se nos pide que demos gloria a Dios sin cesar, a lo que estamos llamados desde nuestro nacimiento, incluso en el vientre de nuestra madre.

El evangelio de Juan comienza a prepararnos para lo que va a venir. Jesús se sienta a la mesa y, profundamente conmovido, afirma solemnemente: “Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar”…….Jesús responde con un gesto ritual, común en aquel tiempo: tomó un trozo de pan, lo unta en el plato y se lo da a Judas.

  Entre las tribus era costumbre que el huésped o el anfitrión, o uno de los amigos íntimos, tomara un trozo de pan o de carne, lo untara en aceite o en vino y se lo diera al otro como signo de cercanía, de cariño…Cuenta que una vez una persona se había sentado a la mesa y había comido en un campamento beduino, era considerada pariente, en sentido literal, durante las setenta y dos horas que la comida compartida permanencia en su cuerpo y estaba ligada al grupo por lazos más fuertes que los de la sangre. Judas toma el pan untado y, a pesar de estar vinculado de forma tan estrecha a Jesús tiene el firme propósito de traicionarlo..….El evangelio dice simplemente: “era de noche”, expresando la ofuscación, la negrura de Judas que no veía otras alternativas…….No juzguemos preguntémonos:¿Dónde estamos con Jesús, en el día a día de nuestro devenir?¿Estamos estrechamente unidos a Jesús o seguimos desconociendo todavía nuestras traiciones, nuestra superficialidad? ¿Afirmamos nuestro ego animoso y la confianza en nosotros mismos, en lugar de escuchar humildemente  la Palabra que nos dice: ¿Con que darás la vida por mí?...

En 1985, Ryszard KapuscinsKi escribió en “Warsaw Diary: “El mal actúa con rapidez con violencia y con una repentina fuerza aplastante. El bien actúa de una forma más íntima y necesita más tiempo para revelarse y dar testimonio. Con frecuencia el bien llega tarde. Estamos siempre a la expectativa, siempre esperándolo”.

  Hoy Jesús nos invita a la intimidad, a mirar nuestra pequeñas traiciones, en nuestro quehacer diario. Como Pedro decimos “no lo conozco” cuando me da miedo afirmar delante de otros que soy cristiano……escuchamos la verdad y nos negamos a darle cabida dentro de nosotros mismos, al mismo tiempo que tratamos de cerciorarnos de que quedamos bien y decimos lo que es correcto ante los demás.

Hoy nuestra oración tiene que ser veraz. Ita Ford hermana de MaryKnoll, una de las cuatro mujeres asesinadas en el salvador en 1980 mostró cuando oró con estas palabras:

¿Estoy dispuesta a sufrir con los pobres el sufrimiento de los que tienen poder, ante los que uno se siente impotente? ¿Puedo decir a los que me rodean: no tengo soluciones para la situación, no conozco las respuestas, pero caminaré con vosotros, estaré con vosotros? ¿Puedo dejarme evangelizar por esta oportunidad? ¿Puedo ver mi propia pobreza, aceptarla y aprender de los pobres?”

“Viviendo al amparo que introduce de antemano en mi existencia mi propia muerte, afianzando en él, la absoluta contradicción de mis deseos y mis proyectos más profundos, creo que Dios estará presente en esta muerte así como lo ha estado en mi vida” (Rene MARLE, “ Profesión de foi, en etudes, octubre 1972).