Dios en fuga
¿Buscaban a un panadero? Jamás se había visto nada igual: ¡había dado de comer a una muchedumbre! Se podía creer en él, se le debería consagrar rey... Un Dios útil-utilizable..." Me buscáis, no porque hayáis visto, sino porque habéis comido pan.
Hechos de los Apóstoles 6, 8-15: Entra esteban en escena. Se le presenta con las mismas características que los apóstoles: “Lleno de gracia y de poder, hacía grandes …”. Las palabras de Esteban están unidas a la sabiduría y al Espíritu: Esteban, como los apóstoles está completamente inmerso en el plan de Dios, lo conoce, recibe la fuerza del Espíritu para atestiguarlo y anunciarlo. Posee una personalidad humana de gran relieve y de espesor “espiritual”. Su predicación provoca de inmediato un conflicto y, paradójicamente, con los judíos más abiertos, es decir, los descendientes de aquellos que, llevados a Roma como esclavos por Pompeyo (63 a. C.), habían sido liberados y se habían instalado en un barrio de la ciudad. En torno a ellos se reunían, probablemente, judíos de diferentes procedencia: pues bien, también para ellos era la predicación de Esteban demasiado radical. Esteban ataca al templo y las tradiciones. En consecuencia, las acusaciones que se le dirigen no carecen de fundamento por completo. Juan 6, 22-29. Tras la multiplicación de los panes, alude el evangelio a la búsqueda de Jesús por parte de la muchedumbre. Lo encuentran en Cafarnaún y le dirigen una pregunta sólo para satisfacer su propia curiosidad: “Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?”. Jesús no responde a la pregunta, sino que revela más bien a la muchedumbre las verdaderas
Salmo responsorial: 118
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
- Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus decretos; tus preceptos son mi delicia, tus enseñanzas son mis consejeros.
- Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus mandamientos; instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas.
- Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu ley; escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos.
Versículo antes del Evangelio (Mt 4,4): Aleluya. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Aleluya.
Texto del Evangelio (Jn 6,22-29): Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos le vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para realizar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado».
Juan 6, 22-29. Tras la multiplicación de los panes, alude el evangelio a la búsqueda de Jesús por parte de la muchedumbre. Lo encuentran en Cafarnaún y le dirigen una pregunta sólo para satisfacer su propia curiosidad: “Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?”. Jesús no responde a la pregunta, sino que revela más bien a la muchedumbre las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarlo, y con ello desenmascara la mentalidad demasiado material de las personas. En realidad, toda esa gente sigue a Jesús por el pan material, sin comprender el signo realizado por el Profeta. Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que las ocasiones de responder y de amar. Ante esta ceguera espiritual, Jesús proclama la diferencia entre el pan material y corruptible y el permanente, el que da la vida eterna. Jesús invita a la gente a superar el estrecho horizonte en que vive a pasar de la fe y al Espíritu, al que sólo su persona (la de Jesús) les puede introducir. Él posee el sello de Dios, que es el Espíritu y el dinamismo divino del amor. Los interlocutores de Jesús le preguntan ahora: ¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere? Una nueva equivocación. La muchedumbre piensa que Dios exige la observación de nuevos preceptos y de otras obras. Pero lo que Jesús exige de ellos es una sola cosa: la adhesión al plan de Dios. “Qué creías en aquel que la ha enviado”.
ORACIÓN: Señor, tenemos necesidad de testigos animosos como Esteban. Tenemos necesidad de anunciadores imprudentes como él que agitan a los adversarios y a los amigos, dentro y fuera de nuestros círculos. Tenemos necesidad de profetas incómodos, como se decía hace algunos años, para difundir la Buena Noticia. Tenemos necesidad de hombre y mujeres que no tengan miedo de hacer frente a las incomprensiones y los malentendidos a causa de tu nombre. Tenemos necesidad de personas que sean capaces de recorrer nuevos caminos y no tengan miedo a no ser comprendidos por esos mismos por quienes se comprometen y se dejan la piel.
REFLEXIÓN. La Iglesia tiene a gala, y es mandamiento del Salvador, que no pensemos sólo en nosotros mismos, sino también en el prójimo. Considera la dignidad a la que se eleva el que se toma seriamente a pecho la salvación de su hermano. Este hombre, en la medida en que ello es posible al hombre, imita lo mismo Dios. En efecto, escucha lo que nos dice por boca de su profeta “¡Que hagáis de un injusto un justo…! A saber: quien se aplica a salvar a su hermano caído en la negligencia e intenta arrancarlo de lazo del diablo, imita a Dios. ¿Existe acaso alguna acción que pueda compararse a ésta? Ésta es la más grande entre todas las obras buenas. Es la cumbre de toda virtud. Y es natural que así sea. Porque si Cristo derramó su sangre por nuestra salvación, ¿no es justo que cada uno de nosotros ofrezca por lo menos, el alimento de su palabra y eche una mano a quien por negligencia ha caído en los lazos del diablo” (Juan Crisóstomo).
LECTURA ESPIRITUAL: Debemos dar un tono de valentía a nuestra vida cristiana tanto a la privada como a al pública, para no convertirnos en seres significantes en el plano espiritual e incluso en cómplices del hundimiento general ¿Acaso no buscamos , de manera ilegítima, en nuestra libertad personal, un pretexto para dejarnos imponer por los otros el yugo de opiniones inaceptables? Solo son libres los seres que se mueven por sí mismos, nos dice santo Tomás. Lo único que nos ata interiormente, de manera legítima, es la verdad. Está hará de nosotros, hombres libres (CF Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral y personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al vigor moral, a al fuerza del espíritu, al sacrificio (cf Jn 12,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede salvarnos tanto a nosotros como al mundo (Pablo VI).
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