Jueves Santo: Lavatorio

El día del amor universal, de la Eucaristía, del arrodillarse con reverencia ante el otro para lavarle los pies. Es una invitación a amar sin poder decir, bendecir sin poder mirar a los ojos al otro, servir sin tocar.

Suele decirse que hoy es la fiesta de los amigos, de los amigos de Dios. Pero es también una noche de “re-menbranza”, de volver a reunirse los miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia, la comunidad de los que se congregan en torno al relato (la palabra) y el pan (el cuerpo y la sangre) y se convierten en lo que comen. Los judíos empiezan la Pascua por el relato. El más pequeño pregunta. ¿Por qué esta noche es diferente de todas las demás?

La primera lectura contiene el relato del rito que hay que celebrar como memorial en el primer mes del calendario judío. Presenta los detalles del sacrificio ritual del cordero, que comerá cada familia por separado o con el vecino de casa, hasta terminarlo. Lo mataran al atardecer, y toda la asamblea de Israel debe estar presente como testigo…Lo comen de pie con la cintura ceñida, las sandalias en los pies y un bastón en la mano, “como los que huyen” Porque ellos huyen; huyen de la muerte y de la esclavitud.

La respuesta salmódica al Salmo 115 : “El cáliz que bendecimos es la comunión…”Esto nos recuerda lo que debemos hacer con nuestra vida, de forma que los gestos rituales de nuestro culto expresen verdaderamente nuestra auto-donación. Debemos pagar al Señor todo el bien que nos ha hecho.  Tenemos que alzar la copa de la salvación EN INVOCAR EL NOMBRE DEL Señor, y tenemos que beber la copa de vino, sangre, sufrimiento y salvación.

El relato del evangelio es simple, Jesús quiere mostrar a sus discípulos cuánto los ha amado antes de dejarlos. Los amará, a ellos y a nosotros, hasta el extremo, y atraviesa la puerta de la muerte cruenta al regresar a su Padre…Jesús llega a Simón Pedro.



En el Nuevo Testamento a veces es llamado sólo Simón –su nombre antes de encontrarse con Jesús-, y otras sencillamente Pedro -su nombre después de convertirse a Jesús y el reino-. Pero en otras ocasiones, como en esta noche, es Simón Pedro, con sus dos mentes y sus dos corazones, actuando más según su forma de ser antes de seguir a Jesús y; no obstante, en presencia de su Señor, que le puso un nombre nuevo. Pedro se resiste: “Señor, ¿lavarme tú….?”. Jesús le dice que no comprende lo que está haciendo por él en este gesto de obediencia y sumisión. Y Pedro se resiste de un modo más energético: “No me lavarás…” Jesús es paciente, pero también persistente. “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”. Es el momento de que Pedro reconsidere su actitud: cuando lo hace, arremete como suele hacerlo: “Señor, no sólo los pies sino también las manos y la cabeza". Podemos identificarnos con Simón Pedro, y ver cómo a veces nos comemos el mundo y otras veces nos da pánico y miedo...y somos soberbios 

Me gustaría que alguien contase en el día de mi muerte, que Martin Luther King trató de vivir en el servicio al prójimo. Me gustaría que alguien dijera aquel día que Martín Luther King trató de amar a alguien. Ese día quiero que podáis decir que traté de ser justo y que quise caminar junto a los que actuaban en justicia, que puse mi empeño en dar de comer al hambriento, que siempre traté de vestir al desnudo. Quiero que digáis ese día que dediqué mi vida a visitar a los que sufrían en las cárceles. Y quiero que digáis que intenté amar y servir a los hombres….”.

“En caso de mi muerte…Nada puedo regalar a mis padres, tan solo darles las gracias. Escribo esta líneas en la agradecida conciencia de haber vivido una existencia rica y plena con la certeza del perdón y de haber intercedido por todos los aquí citados…( Berlín 20 de septiembre 1943 Bonhoeffer antes de que lo ahorcaran los nazis).

“Estas son las últimas palabras que oiréis de mí; por tanto, meditadlas.
Mi vida ha sido muy feliz, y quisiera que pudiera decirse lo mismo de cada uno de vosotros.
Creo que Dios nos ha puesto en este mundo encantador para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene de la riqueza ni de tener éxito en la carrera simplemente,
ni dándose gusto a sí mismo…La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás…Tratad de dejar el mundo en mejor condiciones que tenía cuando entrasteis en él.
De esta manera cuando os llegue la hora de morir podréis hacerlo felices, porque por lo menos no perdisteis el tiempo, e hicisteis cuanto os fue posible por hacer el bien
¡qué Dios os ayude a hacerlo así! 
(Baden- Powell.)


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