Queridos amigos del centro Loyola, hemos terminado las orientaciones que os enviamos desde la Semana santa por esta razón hemos pensado en seguir enviando pero uniendo la orientación con el comentario a las lecturas de cada día, con algunos texto que os puedan ayudar y a seguir llevando este tiempo de confinamiento.

Lunes de la segunda semana de Pascua:


Hechos de los Apóstoles 4,23-31: La pequeña comunidad donde se refugiaron Pedro y Juan no reaccionó a la primera persecución de la que fue objeto preparando estrategias humanas, sino con a la oración. Esa oración -la más detallada del Nuevo Testamento- tiene una clara impronta vero-testamentaria. Como en muchas oraciones de los profetas, aparece, primero, la invocación a Dios creador; a continuación, el recuerdo de la maravillas y de los beneficios, y, por último, la petición.

Interesa señalar, en primer lugar que lo que se pide es poder anunciar la Palabra con toda libertad, es decir, sin estar condicionados por las amenazas. No es que les falte valor-no tienen miedo a la persecución-; lo que piden es poder difundir la Palabra sin impedimentos. Hemos de señalar también, en segundo lugar que la oración gira en torno al Sal 2, donde se habla de la conspiración de los poderosos de la tierra-paganos, como es lugar, en principio, como Cristo, el Mesías; Dios se ríe de estas persecuciones con su trepidante victoria de la resurrección. Los perseguidores son los poderosos, y entre ellos hay gente de Israel que se ha vuelto aliada de los paganos.

La oración el modo de encontrarnos con Dios, por el Espíritu Santo, que la acoge con un signo visible, de ese deseo de relacionarnos con Él.



Evangelio Juan 3,1-8: El encuentro de Jesús con Nicodemo contienen el primer discurso del ministerio público del Señor y tienen una gran importancia en Juan. El tema fundamental es el camino de la fe. El evangelista lo presenta a través de un personaje, representante del judaísmo, que en realidad por ser un verdadero Israelita, cree sólo en los signos-milagros y, en virtud de esta débil fe, le resulta difícil acoger la revelación del amor que propone Jesús (v 11). Estamos frente a la doctrina de Jesús sobre el misterio del “nuevo nacimiento”, sobre la fe en el Hijo unigénito de Dios y sobre la salvación o la condena del hombre que recibe o rechaza la Palabra de Jesús.

La composición del fragmento se fija primero en la ambientación del coloquio (vv 1s) y, a continuación, presenta el diálogo sobre el misterio del “nuevo nacimiento” (vv 3-8). El itinerario de fe de Nicodemo empieza en su disponibilidad, que llega incluso a captar algunas consecuencias a partir de los signos realizados por Jesús. Con todo, anda todavía muy lejos de captar su significado de interior y el misterio de la persona de Cristo Jesús, con una primera y una segunda revelaciones, desbarata la lógica humana del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios, que está presente y obra en su persona (vv 3-5). Se trata de un nacimiento del Espíritu que sólo Dios puede poner en marcha en el corazón del hombre con la fe en la persona de Jesús. Para entrar en el reino hacen falta dos cosas: el agua, esto es el bautismo, y el Espíritu, para pasar de la fe endeble a la fe adulta, debe aprender antes ser humilde ante el misterio, a hacerse pequeño ante el único Maestro, que es Jesús.

“La oración, se personal o eclesial, está pre-ordenada a la acción: no debe ser considerada, en primer instancias, como fuente psicológica de fuerza(“beber en las fuentes”, aprovisionarse y otras fórmulas al uso, sino como el acto de adoración, debido al amor, que da gloria. En este acto busca el hombre, de manera prioritaria, responder desinteresadamente el amor de Dios, y de este modo da testimonio de que ha comprendido la manifestación divina del amor” (H.U. von BALTHASAR “Sólo el amor es digno de fe”).

La Iglesia ha sido llamada a anunciar la Buena Noticia de Jesús a todos los pueblos y a todos las naciones. Además de las muchas obras de misericordia con las que la Iglesia debe hacer.

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