XXIV Marcha Diocesana al Corazón de Jesús de Monteagudo (Artículo en La Opinión)

El próximo 27 de Junio celebramos la XXIV Marcha al Corazón de Jesús de Monteagudo y, como todos sabemos, se inicia en la plaza de Sto. Domingo – tras la Eucaristía de las 20h. – a las puertas del Templo Diocesano del Corazón de Jesús, y cuya bella imagen preside el altar mayor de la Iglesia.
 
A lo largo de la historia ha habido personas que se han cuestionado lo religioso y sus manifestaciones. Hoy vivimos un periodo de tolerancia a la crítica y hay personas que nos preguntan, ¿sirve de algo la devoción al Corazón de Jesús y la marcha? Yo les digo que si, que el amor de Dios se manifiesta donde quiere y cuando quiere, pero sobretodo, a quien lo busca con sincero corazón y desde hace siglos, la devoción al Corazón de Jesús, a muchos cristianos los acompaña y consuela en su camino.

El cardenal Carlo María Martini S.I., con motivo del 50 aniversario de la encíclica Haurietis aquas in caudio, que el Papa Pío XII escribió para celebrar el primer centenario de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en la Iglesia universal, escribe que el era por aquel entonces, estudiante de sagrada escritura y miembro de la comunidad del Pontificio Instituto Bíblico, el cual valora muy positivamente su fundamento en textos de Escritura.

La devoción en el pasado, que de por sí tiene una larga historia en la Iglesia, se había desarrollado entre el pueblo, a partir de las “revelaciones” de Sta. Margarita Mª de Alacoque en el siglo XVII y percibir cómo sintetiza, la encíclica, el mensaje bíblico del amor de Dios, nos acerca a la devoción tradicional, muy sentida en la Compañía de Jesús. La devoción al Corazón de Jesús, ha evolucionado a una devoción hacia lo íntimo de la persona de Jesús, hacia su conciencia profunda, su decisión de dedicación total a nosotros y al Padre. El corazón es considerado bíblicamente, como el centro de la persona y el lugar de sus decisiones. Así veo yo, nos dice Martini, como esta devoción nos sigue ayudando hoy, a contemplar lo esencial de la vida cristiana, esto es: la caridad.

Ángel Fuentes Blanc

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