Ejercicios Espirituales abiertos. Día 5.



Temario
día: Oración: Principio y Fundamento de San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios (I).     
2º día: El ayuno que Dios quiere: Principio y Fundamento (II).
3º día: No hay fe sin caridad, ni caridad sin fe. Evangelización y limosna.
4º día: Riesgos en el seguimiento de Cristo.
5º día: Mirando al mañana: reforma de vida.
 
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Día 5º: mirando al mañana: reforma de vida
Y el mañana es tuyo... con la gracia de Dios.
 
-Ya sabíamos lo que iba mal sin venir a este Retiro de Oración.
-No pretendemos un cambio radical.
-Escuela de oración: planificarla para el futuro:
            -duración, ritmo, tiempo, lugar...
                                        -ayudas para ella.
                                        -oración personal, conyugal y familiar.
                                        -Dios siempre nuevo. Alejar la rutina.
-He tenido nuevas luces:
            -raíces de nuestros defectos.
            -hay cosas que quiere que las intentemos, no que las concluyamos:
                        *la regla de vida en este contexto.
                        *y también puede llevarse una regla de vida positiva.
 
            -archivar el pasado ante la experiencia del Padre lleno de ternura.
-Repasar día a día la semana:
   -vida de familia: repasar cada componente de la familia, con los que convivo.
   -relación con el resto de la familia: hijos, nietos, hermanos, sobrinos...
   -la ocupación del día: la relación con los demás, el tiempo
                        *¿Mero cumplimiento?
   -transparentar la felicidad del corazón.
   -la vida de la Asociación o Grupo en el que estoy: ¿La fomento?
   -dimensión apostólica: Apostolado de la Oración.
 
-Dios se manifiesta en el gusto, la paz, el ánimo.
 
-Aprovechar la experiencia de estos Ejercicios.
 
 
 
 
 
Examen de conciencia
*Qué es
 
No se trata de comerse el coco y analizarme a mí mismo como si fuera el ombligo
del mundo.
 
No es una receta ni un remedio para quitar defectos a plazo fijo.
No es un rato para fijarme en mis problemas, en mi situación y, desde ahí,
tener un monólogo interior, del que saldré más agobiado y sin moverme un cen-
tímetro de donde estoy.
No se queda en los diez minutos que podamos dedicar.
Es una actitud de vida, una actitud de búsqueda por la que me pregunto: ¿Qué habrá
querido decirme Dios a lo largo de este día? Y busco señales, huellas de su cercanía
junto a mí.
Es mucho más diálogo, salida de mí y de mis agobios, para ver qué dice Dios de ellos.
 
Es mucho más un rato para contemplar el proyecto que Dios tiene sobre mí, que para
darle vueltas a los proyectos que yo quiero hacer.
 
 
*Por qué hacerlo
Supone una actitud -que poquito a poco se va haciendo en nosotros mismos- de
sinceridad ante el engaño consciente o inconsciente.
Nos enfrenta a nosotros mismos después de contemplar lo que Dios quiere de
nosotros. Y, de esta manera, caer en la cuenta de lo que Dios quiere de mí y de mis
limitaciones para responder a lo que Dios quiere.
Para tener una actitud de profundidad ante la vida: profundizar en mis motiva-
ciones; mirar con distintos ojos a las personas, los acontecimientos, las situaciones
que voy viviendo.
Para evitar que me vivan mi propia vida mis propios instintos, mi egoísmo, las
presiones que me vienen desde fuera (ambientes, modas, respetos humanos, miedos al
qué dirán...).
Para separar el trigo de la cizaña, que van creciendo juntos.
 
*Cómo hacerlo
(Se proponen distintos pasos que se pueden seguir, pero pudieran ser otros métodos).
 
1.- Ponernos en la presencia de Dios:
Lo importante es Él, el amor de Jesús y su misericordia que siempre me acoge. No
estoy solo en mi cuarto. Lo que hago no es un monólogo. Hay diálogo y se me
responde si sé escuchar.
 
2.- Pedir luz:
LUZ para ver dónde me ha hablado Dios durante el día: en la conversación con un
amigo, en aquella situación de casa en la que me di cuenta de aspectos más profundos
de mis padres o mis hermanos, de mi mujer o de mi marido y de mis hijos...,
en el trabajo (colegio...), leyendo el periódico...
LUZ para ver las cosas buenas que me han pasado y AGRADECERLO. LUZ para
ver dónde he fallado y PEDIR PERDÓN. LUZ para aceptar las limitaciones propias
sin amargura y para aceptar las de los demás.
 
 
3.- Pasar la película del día o mirar los momentos más densos o más importantes del
día:
*recorrer los buenos momentos del día y los menos buenos. Ver cómo Dios está pre-
sente en ellos y a través de ellos me habla. Quiere comunicarme algo. Es una llamada.
*dar gracias por esos momentos. Si vamos profundizando en esta actitud nos iremos
convirtiendo en personas agradecidas a Dios y a los demás. Seremos personas con
conciencia de que la vida es un regalo, una gracia.
*dejarnos interpelar por Dios. Mirar en qué he fallado hoy. A veces ayuda para
reflexionar sobre estas interpelaciones de Dios el que nuestro punto de partida sea
una frase del evangelio, bienaventuranzas, una frase del mismo Jesús...
*pedir perdón y fuerzas para cambiar. Actitud de conversión.
*ver qué puedo hacer: cómo puedo ir creciendo en el amor, en la amistad, en
 controlar mis instintos, la ira, la envidia...; cómo puedo adquirir una sensibilidad
mayor para con los demás, más comprensión, paciencia, ternura...
 
4.- Terminar con un Padrenuestro o un Avemaría.
 
 
 
 
Sacramento de la Reconciliación
 
-Tiene que recuperar su sitio en la vida cristiana.
 
-Sentido fundamental:
       -no sacramento de la confesión o de la penitencia, sino de la reconciliación.
       -desplazar la mirada del yo-culpable al Dios-Padre.
       -es el Sacramento del Padre (Eucaristía del Hijo, Confirmación del E. Santo).
       -la amistad con Dios es algo muy serio:
                       *no se rompe fácilmente.
                       *no puede ponerse el acento en situaciones dudosas.
                       *no dejarnos llevar de la intranquilidad.
                       *si se ha luchado, aunque luego se caiga...
-Sacramento individualista: hay que darle sentido de Iglesia.
 
-¿Dónde está el sacramento?: en el conjunto, no en la "confesión".
       -no es solo el perdón de los pecados: es reconciliar, restablecer el orden roto:
                       *con uno mismo: debilitada la voluntad, pesimismo, falta de alegría
                                                y de esperanza, y de confianza en sí mismo.
                       *con Dios.
                       *con los demás: hemos hecho peores a los demás.
                                               hemos contaminado el ambiente.
-Novedades en la nueva ordenación de este Sacramento (Vaticano II):
       -actitudes, más que catálogo de pecados.
       -no es algo personal (que me concierne solo a mí):
                       *no es "hacer algo mal", sino "hacer algo mal a alguien".
       -sentido comunitario: liturgias penitenciales, aun sin confesión personal.
       -en forma de diálogo con el confesor:
                       *quitando el incómodo y triste confesionario.
                       *objetivando así los problemas: base de la solución con la gracia
                         de Dios.
-No es un tranquilizante de la conciencia.
-Valorar lo positivo: como un balance objetivo en un negocio de frutas.
-No solo hay que buscar la validez, sino la fructuosidad: que sea signo para mí.
       -confesarse siempre con el mismo, en diálogo de acogida.
       -ventana de Yohari:
yo sí y ellos también
yo no y ellos sí
yo sí y ellos no
ni yo ni ellos
*base de todo es conocerse a sí mismo: forma de ser, actitudes, actos.
              *bajo la mirada de Dios: con su aceptación total de nosotros, como la
                madre acepta a su hijo deficiente.
-Ha de mirar al futuro: abrir una esperanza.
-Con qué frecuencia: cuerda del reloj.
-La satisfacción:
      -el pecado empequeñece y hay que hacer que se rehaga uno.
      -el pecador debe restablecer el orden con su compromiso social.
      -el propósito no consiste en no caer de nuevo.
-En el Retiro Anual: confesión general. Paz y dejar tranquilo para siempre el tiempo
anterior.
Penitencia y penitencias
Algunos principios claros:
1. La vida en Cristo Jesús es penitencia.
 
2. Esa penitencia como tal que es la vida, tiene dos momentos:
            -penitencia.
            -Sacramento de la Reconciliación o de la Penitencia.
 
1. La vida en Cristo Jesús es penitencia
       a) Caminamos en un retorno al Padre en Cristo Jesús.
            -se verifica aunque no nos demos cuenta: no hay actos indiferentes.
            -es, por tanto, sentirse libres, caminar en libertad:
                     *no unida al concepto de dolor, sino al de retorno.
       b) En este caminar hacia el Padre, peligro de enrollarnos = cerrarnos sobre
          nosotros mismos.
            -cerrarnos en nuestro egoísmo: pecado, actitudes, tendencias...
       c) Si la vida en Cristo es penitencia, toda la vida tiene que retornar:
            -todo el hombre: no sólo el cuerpo o el espíritu.
            -a través del mundo.
            -en medio de los hermanos.
            -en la historia, circunstancias concretas.
      d) Dos principios, consecuencia de lo anterior:
            1. Todo lo que ayuda al retorno, hay que intentar ponerlo.
            2. Todo lo que estorba, hay que quitarlo.
 
 Por tanto:
-si la caridad con mi hermano enfermo me ayuda, es ya más obligación que caridad.
-quitar lo que estorba se convierte en penitencias o mortificaciones.
 
2. Penitencias
*Hay algo permanente: todos sentimos que algo nos estorba.
*Hay un aspecto subjetivo-histórico: lo que ayuda a cada persona y en cada tiempo.
        -hoy son motivo de penitencia: las relaciones interpersonales, el orden, cuidado
         del cuerpo, lucha contra el atractivo consumista y hedonista de la sociedad...
*Hay algo dudoso: el dolor voluntario.
-tres principios:
1. El amor lleva a la imitación (ver a Cristo en la cruz).
2. Existe el carisma del dolor personal y comunitario (Hermanas de la Cruz).
3. Es peligroso reglamentar el dolor voluntario.
Hay un sacramento del retorno: el Sacramento de la Penitencia.
 
 
 
 
 
 
 

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