Oración del día, por Justo Prieto SJ

Buenos días jueves 21 de Enero de 2016 

José Luis Sicre ha sacado en al revista SalTerrae, nº 103, un artículo interesante sobre Jesús y las periferias, del que os subo la introducción, para que os animes y lo leáis entero:


Hablar de Dios y las periferias desde el punto de vista bíblico es fácil, porque Dios se mueve siempre en ellas.

El Salmo 146 (145), uno de los que cantan la realeza de Dios, después de destacar su poder en la creación del cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, enumera a sus súbditos predilectos y las acciones que realiza a su favor: 

“hace justicia a los oprimidos; da pan a los hambrientos”.
El Señor libera a los cautivos, el Señor da vista a los ciegos,
el Señor endereza a los que se doblan, el Señor ama a los honrados,
el Señor guarda a los emigrantes; sustenta al huérfano y a la viuda"

Analizado caso por caso, el Salmo no ofrece especial novedad. Sus afirmaciones son de sobra conocidas y se pueden corroborar con abundantes citas bíblicas. Hacer justicia a los oprimidos lo hizo en Egipto.
Dar pan a los hambrientos lo realizó durante la marcha por el desierto con el maná. Liberar a los cautivos recuerda la liberación de Babilonia.
La mención de ciegos y débiles, diversos textos del Deuteroisaías referidos al pueblo que retorna a la tierra prometida. Emigrantes, huérfanos y viudas son objeto de especial interés por parte de profetas y legisladores.
Sin embargo, tomado en conjunto, el Salmo causa profunda impresión por centrar la realeza de Dios precisamente en ese cúmulo de personas que serían fácilmente marginadas por un rey humano. 
Es frecuente decir, y con razón, que Dios elige a los pequeños, al menor en edad: Abe!, Jacob, David ... Pero no es solo cuestión de edad. Dios tiene predilección por las personas que la sociedad fácilmente margina, por la periferia. De ese modo, el reinado de Dios se convierte en la alternativa más radical a los reinados humanos.

Pero hablar de las periferias desde un punto de vista bíblico resulta más complejo de lo que parece a primera vista. Recordemos, por ejemplo, estas palabras de Moisés dirigidas a todo el pueblo: 
«Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, porque sois el pueblo más pequeño, sino por puro amor vuestro» (Dt 7,7-8). 

En una perspectiva mundial, Israel como puebl, forma parte de la periferia. Es «el pueblo más pequeño». No se le puede comparar con los grandes imperios: Egipto, Asiria, Babilonia, Persia ...
Sin embargo, cuando de la perspectiva mundial se pasa a la nacional, dentro de Israel encontramos centro y periferias. 
Por hablar de personajes bíblicos, hay millonarios como Caleb (que regala a su hija dos fuentes de agua, equivalentes para nosotros a campos de petróleo) y Barzilay (que proporciona a David y su séquito abundantes provisiones cuando huye de Absalón); y hay también una inmensa mayoría del pueblo que vive en la penuria. 
Quiero indicar con esto que, en el antiguo Israel, la mayor parte de la gente vivía en la periferia desde un punto de vista social, económico y político.
Esto es fundamental para comprender la actividad de Jesús, en la que pretendo centrarme. Con criterios modernos, podríamos pensar que la periferia económica y social de su tiempo la formaban los indigentes, «los pobres, a los que siempre tendréis con vosotros», esos a los que se encargaba Judas de dar limosna. La periferia era mucho más amplia: abarcaba a la mayor parte de la población……………………………….

Justo Prieto SJ.

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