Asamblea de pastoral del Centro Loyola. Líneas directrices.
¿Realmente seremos un fuego que encienda otros fuegos?
La primera generación cristiana vivió convencida de que Jesús, el Señor resucitado, volvería muy pronto lleno de vida. No fue así. Poco a poco, los seguidores de Jesús se tuvieron que preparar para una larga espera.
No es difícil imaginar las preguntas que se despertaron entre ellos. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo vivir despiertos mientras llega el Señor? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague?
El relato recogido en los Evangelios (Mt 25, 1- 13) sobre lo sucedido en una boda y las amigas de la novia que esperan la llegada del novio con lámparas de aceite, les ayudaba a pensar la respuesta.
También es sencillo si recordamos el gran deseo de Jesús: "Yo he venido a traer fuego a la tierra y, ¿qué he de querer sino que se encienda?".
¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con él?
¿No es una insensatez pretender conservar una fe gastada sin reavivarla con el fuego de Jesús? ¿No es una contradicción creernos cristianos sin conocer su proyecto ni sentirnos atraídos por su estilo de vida?
Necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con Él. Cuidar todo lo que nos ayude a centrar nuestra vida en su persona. No gastar energías en lo que nos distrae o desvía de su Evangelio. Encender cada domingo nuestra fe rumiando sus palabras y comulgando vitalmente con Él.
Nadie puede transformar nuestras comunidades como Jesús.
¿Realmente apostamos por Jesús, su proyecto? ¿No seremos como las vírgenes necias, que no tenemos reservas de aceite para nuestras lámparas?
Con esta reflexión y tras una oración comunitaria, dieron comienzo en el Centro Loyola el pasado sábado día 5 de noviembre, los talleres que desarrollarían las cuatro líneas directrices de la Pastoral planteada este curso:
* El compromiso cristiano ante los pobres: la Obra Social del Centro.
* El acompañamiento a los jóvenes y la transmisión de la fe.
* Sentido de pertenencia a la comunidad: cuidarnos mutuamente.
* Vivir con un sentido: pastoral vocacional del Centro Loyola.
LA OBRA SOCIAL. Solidaridad cristiana.
Dios siempre se revela como Alguien a favor de los que sufren, los maltratados, los pobres. El pobre es memoria viviente de Cristo (Mt 25,40). Cuidar de nuestros prójimos en necesidad es mandato evangélico: "Quién le trató con misericordia? Ve y haz tu lo mismo" (Lc 10, 25-37); El milagro lo genera la solidaridad (Lc 9, 13); "Jesús hace ver lo que tiene valor. Da lo que tiene para vivir" (Lc 21, 1-4).
Y de todo ello, el mandamiento: Ama a tu prójimo como a tí mismo"
Esto significa que no hemos de buscar a Cristo sólo en los Sacramentos o páginas del Evangelio. Las preguntas que deben asaltarnos son graves: Si no estoy en comunión con los pobres, los indefensos, los abandonados de esta sociedad,
*¿Por qué caminos comulgo con Cristo?
*¿A qué Jesucristo miro con Amor, a qué Jesucristo defiendo, a qué Jesucristo
sigo?
Debemos hacer vida en nosotros mismos el compromiso a que me llama la fe en Cristo y ser Iglesia Profética que se basa en AUSTERIDAD, DEFENSA DE LA PERSONA, SOLIDARIDAD, MISERICORDIA Y RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO.
¿Por qué la Obra Social?
La Obra Social surge como el medio del Centro Loyola por el que hacemos patente nuestro compromiso de Fe en la Iglesia, a través de la Compañía de Jesús, siguiendo las orientaciones del Evangelio y de la propia Compañía.
San Ignacio adoptó para la Compañia de Jesús el lema "En todo amar y servir" y en sus Ejercicios nos indica que la puesta en práctica de ese principio NO consiste en una simple secuencia de meditaciones, sino más bien de prácticas a través de las cuales intentamos llegar a "algo".
A ese "algo", tratamos de dar respuesta desde el Centro Loyola de Murcia, mediante la Obra Social, siguiendo y atendiendo las directrices de la Compañía que nos pide:
*Una Reflexión: Abrir nuevos horizontes para la justicia y la solidaridad, revisando
nuestro estilo de vida, prácticas personales e institucionales.
*Un posicionamiento: Contribuir al debate público desde nuestra reflexión de la
realidad social y propuestas de mejora.
*Una sensibilización: De personas e instituciones, animando a un mayor compromiso
público, en favor de la solidaridad.
¿Cómo potenciar la Obra Social? ¿Qué cuestiones debemos plantearnos?
Se nos ocurre que debemos promover una campaña de sensibilización a los miembros del Centro Loyola de Murcia, en la Solidaridad; tratando de hacer patente que toda nuestra actividad, de cualquier tipo, está orientada al servicio del bien común con especial atención a los más desfavorecidos.
Debemos intensificar nuestra tarea de servir y defender a los grupos más vulnerables, promoviendo la hospitalidad y cuidando la solidaridad. Tejiendo alianzas con otros grupos para impulsar una salida solidaria a la Crisis y, no buscando a Cristo sólo en los sacramentos y en el Evangelio sino también, en las realidades flagrantes de nuestra sociedad.
Debemos plantearnos cómo vivimos nuestro compromiso de fe con los pobres, los indefensos, los excluidos de la sociedad. Debemos preguntarnos cómo entiendo y vivo mi compromiso cristiano. En mi discernimiento personal, ¿me cuestiono si debería adoptar un mayor compromiso en este sentido o, ni me lo he planteado?
Acompañar... no es dirigir, no es hacer terapia, no es aconsejar, no es una técnica.
El tipo de acompañamiento que se debe tener en los grupos de catecumenado no es propiamente un acompañamiento espiritual como se realiza ne una comunidad cristiana de jóvenes o adultos.
Nuestro acompañamiento es estar cerca de los catecúmenos, preocuparnos por sus cosas y poder ayudarles en su proceso de crecimiento tanto personal como espiritual. Para que podamos ayudarles verdaderamente, debemos hablar del acompñaamiento en la vida cotidiana propiamente dicho, donde el catecúmeno empiece a mirar hacia dentro con más profundidad y asuma sus limitaciones y cualidades. Donde descubra deseos más hondos que le movilicen y comience su propia búsqueda.
Esa búsqueda lleva al catecúmeno a salir de su zona de confort, a asumir el camino de la historia cotidiana. Es la historia personal en la que cada decisión me acerca o aleja de lo que estoy llamado a ser y, con Jesús (compañero de Vida), aprendo a decididr y a elegir. Es decir, a discernir lo que me lleva a ser más auténtico.
UN SENTIDO DE PERTENENCIA. CUIDAR EL CUERPO DEL CENTRO LOYOLA.
Es importante cuando pensamos en la Comunidad en términos de vivir juntos en una casa, o compartiendo alimentos y oraciones o haciendo planes juntos. Estas pueden ser muy buenas expresiones verdaderas de comunidad, pero COMUNIDAD es una realidad mucho más profunda.
Las personas que viven juntas, no necesariamente viven en comunidad y, aquellas que viven solas no necesariamente viven fuera de ella. La cercanía física o la distancia son secundarias. La cualidad primaria de una comunidad cristiana es el profundo significado de que es congregada por Dios.
Cuando Francisco Xavier viajó solo a través de varios continentes para predicar el Evangelio, encontró fortaleza en el pleno conocimiento de que perteneció a una comunidad que lo apoyó con oración y cuidado fraterno. Y muchos cristianos que muestran una gran perseverancia en tareas duras y solitarias, encontraron su fortaleza en el profundo vínculo con la comunidad en cuyo nombre hicieron toda su obra.
Aquí tocamos unas de las áreas más críticas de la vida cristiana de hoy en día. Muchos Cristianos muy generosos se encuentran ellos mismos cada vez más cansados y deprimidos, no tanto porque el trabajo sea duro o el éxito sea pequeño, sino porque ellos se sienten aislados, faltos de apoyo y abandonados. Las personas que se dicen a sí mismas o lo dicen en voz alta: "me pregunto si a alguien le importa lo que estoy haciendo, me pregunto si mi superior, mis amigos en casa o la gente que me envió alguna vez piensa en mí", están en un auténtico peligro espiritual.
Las personas estamos capacitados para hacer muchos trabajos pesados, tolerar muchos conflictos, superar varios obstáculos y perseverar bajo mucha presión, pero cuando ya no nos sentimos parte de una comunidad solidaria, de apoyo y oración, podemos perder rápidamente la fe. Las crisis en la vida de muchos cristianos, actualmente están enlazadas estrechamente con sentimientos profundos de no pertenencia. Sin un sentimiento de ser enviado, una vida de compasión no puede durar mucho y rápidamente degenera en una vida marcada por el aletargamiento y la ira.
En este punto, surge la pregunta: "¿Cómo podemos edificar la comunidad? ¿Qué debemos hacer para hacer que la comunidad tenga lugar?" Y de una forma más contemplativa deberíamos preguntarnos: "¿Dónde vemos a la comundiad emergiendo?"
Una vez que nos volvamos sensitivos a la realidad de la comunidad en nuestro centro, podemos encontrar más fácil de descubrir el punto de arranque más apropiado para su crecimiento y desarrollo. Tiene más sentido sembrar semillas en el suelo en el cual ya hemos visto crecer algo que permanecer alrededor preocupándonos de cómo hacer fértil la tierra. [de "Compasión", Nouwen, McNeill and Morrison].
VIVIENDO CON UN SENTIDO. PASTORAL VOCACIONAL.
Todo el mundo necesita dar una finalidad a su vida, sin embargo los cristianos vemos que sólo Jesús nos puede concretar el sentido de vida que Él es. No es vivir de una idea, sino de una relación con el Señor que te llama; que te hace proyecto y te invita a mirar más allá para ELEGIR.
EL MUNDO ES NUESTRA CASA. Cuando Jerónimo Nadal, sj. pronunció esta frase, invitó a todos a ser capaces de mirar más allá de las estructuras establecidas. La invitación de Jesús a seguirle no tiene límites, sino horizontes y, en lo concreto, el horizonte del amor que da la vida. ¿Cuál será la respuesta de alguien que recibe un ofrecimiento al que ama tanto? ¿no desearía contestarle? En la dinámica de los EE es, a los pies de la Cruz, que le creyente recibe el don de saber el qué y el hacia dónde de su seguimiento. ¡Es cuestión de atreverse!
¿Qué entendemos por "despertar vocacional"? La misma expresión sugiere de forma indirecta que se da situación de partida de letargo o adormecimiento vocacional. ¿Hacia qué dimensiones debe crecer la fe? La fe implica desarrollo y crecimiento. Es una realidad viva en formación y maduración permanente. ¿Cómo favorecer el crecimiento de la fe para producir el despertar vocacional?.
El planteamiento vocacional de la existencia trata de convertir la propia vida en proyecto y ello exige salir de sí mismo y entregarse a otro poyecto superior.
No se abraza la vocación pur una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. Sólo quien la experimenta, puede consecuentemente, vivir la propia vida en clave vocacional, como respuesta amorosa al amor percibido.
Para plantearnos una pastoral vocacional debemos centrarnos en tres acciones que creemos claves:
SEMBRAR, CULTIVAR, ACOMPAÑAR.
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Documentos aportados por los coordinadores de cada taller para el trabajo de cada línea directriz.
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