Convivencia del grupo de matrimonios del Centro Loyola.
El pasado sábado 19 de diciembre, tuvo lugar la convivencia de trimestre de la comunidad de matrimonios de nuestro Centro Loyola.
Todas las familias reunidas para trabajar la frase que nos ha lanzado el P. Justo Prieto SJ.:
Al llegar, nos saludamos con alegría, agradecidos por el maravilloso día que nos regala el Señor para compartirlo en familia. Oramos y nos distribuimos en grupos para realizar unos talleres sobre la Eucaristía.
En el taller de "Peticiones y Acción de gracias", aprendemos que la palabra EUCARISTÍA significa eso: acción de gracias.
Reflexionamos sobre lo importante que es agradecer todo aquello que Dios nos ha regalado y la importancia de pedirle lo que necesitamos, aunque Él ya lo sabe.
En el taller de "la Palabra", los mayores enseñan a los niños a localizar el Antiguo y el Nuevo Testamento, a buscar versículos entre las lecturas y responder así a las preguntas que les habían planteado.
El taller de "Cantos" nos ha enseñado que las primeras comunidades cristianas, de tradición judía, utilizaban mucho la música y las oraciones salmodiadas.
Ellos han preparado el salmo de la misa que haríamos después, aprendiendo a diferenciar las antífonas.
Una vez hemos aprendido la teoría, es necesario poner en práctica el "Por qué tengo que ir a misa". Preparamos el altar y la asamblea.
Y después de compartir el alimento espiritual, compartimos los alimentos que entre todos hemos aportado.
Todas las familias reunidas para trabajar la frase que nos ha lanzado el P. Justo Prieto SJ.:
"Papá, mamá, ¿por qué tengo que ir a misa?"
En el taller de "Peticiones y Acción de gracias", aprendemos que la palabra EUCARISTÍA significa eso: acción de gracias.
Reflexionamos sobre lo importante que es agradecer todo aquello que Dios nos ha regalado y la importancia de pedirle lo que necesitamos, aunque Él ya lo sabe.
En el taller de "la Palabra", los mayores enseñan a los niños a localizar el Antiguo y el Nuevo Testamento, a buscar versículos entre las lecturas y responder así a las preguntas que les habían planteado.
El taller de "Cantos" nos ha enseñado que las primeras comunidades cristianas, de tradición judía, utilizaban mucho la música y las oraciones salmodiadas.
Ellos han preparado el salmo de la misa que haríamos después, aprendiendo a diferenciar las antífonas.
El taller de "Ofrendas" ha preparado cosas preciosas y muy valiosas para llevar al altar.
También han hecho instrumentos para que todos los niños pudieran acompañar los cantos.
Y mientras los talleres seguían su ritmo… siempre hay quién encuentra a un amigo para charlar. Sobre todo, si ese amigo es el sacerdote.
Una vez hemos aprendido la teoría, es necesario poner en práctica el "Por qué tengo que ir a misa". Preparamos el altar y la asamblea.
Hemos tenido el privilegio de contar con La Luz de La Paz de Belén en nuestra misa.
Somos hermanos. Hijos del Dios que nos hizo a su imagen y semejanza.
Pero sí es así… ¿cómo es Dios? ¿Cuál es el color de su piel, es alto, bajo, pelirrojo, rubio, ojos azules, negros?
O, ¿quizás nos hizo igual a Él en alma y corazón?
Sí a Dios no le importaron esos detalles, ¿por qué tienen que importarnos a nosotros?
Pero sí es así… ¿cómo es Dios? ¿Cuál es el color de su piel, es alto, bajo, pelirrojo, rubio, ojos azules, negros?
O, ¿quizás nos hizo igual a Él en alma y corazón?
Sí a Dios no le importaron esos detalles, ¿por qué tienen que importarnos a nosotros?
Vamos a Misa tal y como somos, porque Dios nos quiere así, (aunque nos sueñe siempre mejores).
Esta misa es muy especial, porque la hemos hecho entre todos. Esta misa sí que la entendemos.
Los mayores están intrigados por todo lo que pasa en el altar. Quieren aprender y ayudar.
Y después de compartir el alimento espiritual, compartimos los alimentos que entre todos hemos aportado.
Entorno a una buena mesa, llena de hermanos, el mundo siempre se ve de otra manera.
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