Comentario del Evangelio, 06 nov 2022

  Domingo, 06 nov 2022

        sentir y gustar                     

“Aunque el cielo no se conquista, sino que se espera, es gracia y don del Espíritu;
la utopía del Reino de los cielos nos impulsa a caminar hacia ese horizonte,
a transfigurar la realidad y anticipar signos del Reino en nuestra historia”.
(Victor Codina sj)

Del evangelio según san Lucas (20,27-38):

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

 > Comentario

    “Se acercaron algunos saduceos”. Los saduceos hombres influyentes, ricos y vinculados con las autoridades romanas se oponen a Jesús, cuya predicación del Reino ponía en peligro sus privilegios. Apoyándose en Moisés pretenden poner en apuros a Jesús. 

    “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. Jesús deja de lado una interpretación literal de la ley y acude a un texto central de la fe judía, más importante que aquel al que aluden los saduceos. Jesús revela el sentido profundo de la comunicación a Moisés. 

    “No es Dios de muertos, sino de vivos”. La fe en la resurrección es la fe en un Dios que da, y quiere, la vida para todos porque para él todos están vivos. Por eso es un Dios liberador. Pablo habla del Dios “que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza” (2Tes 2,16). Consolación es el término que usa Isaías para hablar de liberación. Don gratuito que nos lleva a la gratitud y a la solidaridad. 

    “Los muertos resucitan”. La fe y la esperanza en la resurrección no debe alienarnos sino traducirse en un compromiso por defender la vida. La fe en la resurrección no nos saca de la historia; por el contrario, hace que nos encarnemos profundamente en ella, llevando la convicción de que su sentido último está en la vida. Esa esperanza dio valor a los hermanos Macabeos para resistir a las amenazas de los poderosos de su tiempo (2Mac 7). Creer en el Dios de los vivos nos hace rechazar el sufrimiento y la muerte injusta de tantos de nuestros hermanos. Un cristiano trata de construir una escalera entre el cielo y la tierra, pretende integrar la esperanza futura y el compromiso presente.

LZ

MIRA la actitud de los saduceos, ESCUCHA a Jesús que nos revela un Dios de
vivos; CONSIDERA que la resurrección es apostar por la vida para todos.


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