"La actualización en la transmisión de la fe"


El sábado 15 de octubre de 2016, nos reunimos en el colegio Nazaret de Alicante miembros de la Plataforma Apostólica Local (PAL) de Alicante, Elche y Murcia. Estas reuniones anuales son una manera de comenzar el curso con un mismo objetivo en el que las diferentes obras de la Compañía, junto con los laicos ignacianos, aportamos vivencias y conocimientos a la luz del Espíritu Santo.


Francisco Cuartero, sj., Quillo familiarmente, nos ha hablado de lo que representan las ciudades, la vida "moderna" y de cómo podemos seguir a Jesús en nuestro día a día inmersos en la vorágine de nuestros tiempos.
A continuación, reproducimos unas líneas que resumen esta charla.

LA CIUDAD HABLA MÁS DE MI, QUE DE ELLA MISMA.
Cuando hablamos de "actualización" o de "novedad", no necesariamente tenemos que inventar cosas nuevas, simplemente volviendo a las fuentes, encontramos la novedad. En este caso, miramos a los primeros cristianos.

Las ciudades, con su ruido, "anestesian" lo que cada uno lleva dentro. El desierto, con su silencio, lo reaviva.
Ignacio de Loyola introduce un cambio decisivo que envía a los suyos a las ciudades, cuidando a su vez la paz interior.
La ciudad proporciona un escenario peculiar donde encontrar la dualidad ruido/silencio. Ahí nos encontramos tal como somos.
 El atasco, el semáforo, el cabreo con el jefe...Contrasta con el fin de semana de silencio y retiro. Acaso no podemos encontrar a Dios en la vorágine? 
Quizá esas dificultades que parecen separarnos de la tranquilidad y la meditación, son las que nos llevan a Dios y nos piden que sigamos creciendo.
En realidad el atasco es el guiño que te hace la ciudad para llegar a un Dios que no entiende de medias tintas. 
San Ignacio se da cuenta de esta realidad y no deja las cosas a medias. Habla de amor, pero tambien de radicalidad. La ciudad es para él el aliado perfecto.

La ciudad hace que te reveles y te ayuda a que seas consciente de la actitud en la que estás en cada momento. Qué bandera eliges? 
Sentir paz y consuelo una vez no es garantía de haber llegado a la meta. La ciudad te plantea cada día, varias veces, esa radicalidad. 
El combate espiritual que plantea Ignacio, te posiciona ante la Cruz y su victoria. Puedes elegir vivir ese combate de forma contemplativa o en acción en la ciudad.
El Bien, cuanto mas universal, es mas dificil de conseguir. La ciudad es el lugar a donde llegar de forma universal, de forma radical como nos enseña San Ignacio. Se trata de librar un combate apostando por el bien mas universal.. Las ciudades están llenas de fronteras.
El verdadero combate donde la ciudad y mi "yo" se encuentran está definido por las mociones. Visionamos un fragmento de la pelicula "Crash" que nos ayuda a situarnos, donde la protagonista parece enfadada con el mundo y, en realidad, el problema no es que todo me saca de quicio en la ciudad, si no de nuestra actitud interior. No tenemos horizonte. 
 Otro fragmento de pelicula "La Vida es bella" nos muestra de forma extrema, la positividad y la forma de transformar la negatividad. El peor escenario, se transforma ante un horizonte y una llama que lucha por la vida y la esperanza. 

De mal en peor bajando, de bien en mejor subiendo. Reglas de discernimiento de San Ignacio ¿A qué lobo alimentas?
Que actitud vivo? Soy "de mal en peor" o "de bien en mejor"? Según elijas, así te habla Dios al corazón. Las verdaderas batallas se libran en el interior y tienen repercusión en el exterior: no solo tomamos decisiones cuando nos compramos una casa o un móvil, también cuando nos cabreamos con la suegra o el jefe.
La lucha por la bandera del Rey Eternal crea insatisfacción ante la mediocridad. El lobo bueno, Dios, nos ayuda a aceptarnos. Somos vasijas de barro con un tesoro dentro y Él lo sabe. Nos acepta como somos. El lobo malo, la desesperanza, trata de hundirnos. En este caso, la ciudad te anula para que seas un intrumento sin interior ni conciencia. El lobo malo te seduce y te deslumbra para que no busques salidas en el mundo presente. A poco que disciernas en la ciudad, sabes posicionarte. El día a día te interpela y te envía.












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